Cómo Tener la Visión que conduce al Éxito



Por Carlos de los Santos. septiembre de 2014. Puerto Plata Rep. Dom.  





Nuestra vida es motivada por una de las dos visiones principales que gobiernan nuestros pensamientos: La visión espiritual y la visión material. Antes de continuar, aclaramos aquí que reconocemos  que el dinero  es necesario como una fuente de intercambio comercial entre los seres humanos. También, entendemos que son importantes los bienes materiales que existen en nuestro planeta tierra y que sirven de soporte al engranaje de nuestra existencia.
                              
Sin embargo, es la visión espiritual la que debe primar y gobernar la motivación de nuestra existencia. Normalmente, a pesar de que profesamos que reconocemos a Dios como amo y Señor del universo, en el esquema jerárquico de nuestras motivaciones vitales lo ubicamos en un nivel secundario. Cuando vivimos sin entender nuestra función principal como individuos y como sociedad que es servir a Dios y colaborar con El de una manera desinteresada, entonces estamos siendo dirigidos por un concepto no espiritual o materialista. Si venimos a los pies del Señor solo porque buscamos la prosperidad que hay en El y buscando su bendición material, entonces estamos desvirtuando su propósito primordial para con cada ser humano que habita sobre la faz de la tierra. Es el deseo de Dios que todos los seres humanos vivan una vida de prosperidad y abundancia material, pero para Dios es más importante, lo más importante, que vivamos prospero espiritualmente pues esto es lo que nos acerca a la vida eterna y nos lleva a una comunión y relación íntima con El. Lo espiritual arrastra lo material, pero aun así, no debemos utilizar lo espiritual como puente para llegar a lo material. Es esta una de las razones por las que Dios antes de prosperar materialmente uno de los suyos, lo somete a un proceso disciplinario con el cual Dios busca erradicar de su interior toda inclinación codiciosa, lujuriosa y avariciosa incubadas en el concepto humano de riqueza material. Créame que si ha sido marcado por Dios para ser bendecido materialmente, no recibirá jamás ninguna bendición a menos que haya muerto en usted todo concepto materialista que implique poner la mirada en lo material como razón principal de su existencia. Por más que usted ore para que Dios lo prospere, no obtendrá respuesta de Dios a menos que usted haya sido descontaminado. Mientras Dios encuentre rastro en su corazón de inclinaciones que le perjudicarían espiritualmente si es prosperado materialmente, Dios no hará nada en ese sentido, porque para Dios lo que importa es la parte espiritual. El Apóstol Santiago en su capítulo 4, versículos 2 y 3, nos dice de la siguiente manera: Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 

La palabra de Dios nos ilustra bastante respecto de este tema.
Veamos, por ejemplo, que nos dice Mateo 6:33 :Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mirando al interior de esta cita bíblica, podemos entender que Dios desea que vivamos prospero económicamente hablando. Sin embargo Dios mismo nos dice que busquemos primeramente su reino y su justicia, en otras palabras, que nos preocupemos por lo espiritual, en primer lugar, pues Dios sabe que de no ser así, entonces lo material nos sería de tropiezo y no de ayuda en cuanto a nuestra relación con El. Porque también su Palabra dice que donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón(Mateo 6:21) y si nuestro corazón está con su mirada puesta en las riquezas de este mundo, entonces acarreamos para nosotros perdición eterna y es lo último que Dios desea para nosotros. 

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