Aprende más sobre la doctrina de la Prosperidad





Viernes 30 de agosto de 2019, 5:27am. Puerto Plata, Rep Dom. Escrito por Carlos Israel De Los Santos Ramírez.  Salvo indicación expresa, "Las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS ®Copyright (c) 1986, 1995, 1997 byThe Lockman Foundation. Usadas con permiso,www.lbla.org"

Acerca de la enseñanza de la Prosperidad

Todo lo que existe pertenece ya sea al mundo espiritual o al mundo físico.  Ambas partes son importantes: la material y la espiritual.
Sin embargo, la Biblia especifica cuál es la de mayor importancia: la espiritual.

   Al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.   2Corintios 4:18   
   Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  Colosenses 3:1-2.
Si en vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo material?  1Corintios 9:11

   Además, la parte material o física, procede de la inmaterial o espiritual.  Otra prueba más de que la primera es hija de la segunda y por ende, obviamente es menos importante.

   Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles. Hebreos 11:3 

   Por otro lado, predicar de lo material está correcto; siempre que se haga dentro del contexto y con los motivos e intenciones de acuerdo a la Biblia.  En caso contrario, sería una enseñanza que Dios no aprueba.
¿Dónde pues está el error de la llamada doctrina de la prosperidad?  En que ésta enseña exactamente lo opuesto a la doctrina bíblica: promueve la búsqueda de lo material antes que lo espiritual.  La Biblia muestra que nosotros debemos de negarnos a nosotros mismos.

   Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.  Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.  Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?  Mateo 16:24-26.
   Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20.
   También Dios nos dice que debemos despojarnos del viejo hombre.

…que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos… Efesios 4:22.

   Además la Biblia misma expresa que no debemos amar al dinero o a las riquezas.

   Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.  Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. 1 Timoteo 6:9-10.

   Sin embargo, la llamada doctrina de la prosperidad incentiva la búsqueda de la satisfacción de nuestros propios deleites; ésta enseñanza promueve el materialismo; enseña, motiva e incentiva a amar a las riquezas antes que a Dios.

   No confiéis en la opresión, ni en el robo pongáis vuestra esperanza; si las riquezas aumentan, no pongáis el corazón en ellas.  Salmos 62:10.
   Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.  Mateo 6:24.

   La denominada doctrina de la prosperidad con frecuencia enseña que si tú eres hijo de Dios, te pertenecen, de pleno derecho, las riquezas de Dios (en ese contexto ni siquiera se refieren a bendiciones espirituales en absoluto, sino a las materiales) y que, por lo tanto, si no las ha recibido, debes reclamárselas a Dios; que debes demandar a Dios por incumplimiento, según quienes enseñan esa falsa doctrina.
   También es común escuchar por medio de ésta doctrina que los hijos de Dios no debemos padecer ningún tipo de dificultad como: escasez, enfermedades, entre otros.
   Pero, la Biblia sí afirma que, con todo y a pesar de nuestra lealtad y fidelidad a Dios, sí podemos y de hecho debemos esperar confrontar, por motivos diversos, distintos tipos de dificultades producto de nuestro caminar con Cristo.

   En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo; antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.  Que de ninguna manera sufra alguno de vosotros como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometido.  1Pedro 1:6-7.  4:12-15.
   Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos.  Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR.  Deuteronomio 8:2-3.

   Sin embargo, Dios promete bendecir también materialmente a quienes obedezcan su Palabra.  Por ejemplo, la Biblia dice que Abraham era rico (Génesis 13:2  Y Abram era muy rico en ganado, en plata y en oro).  Sin embargo, Abraham fue obediente hasta el punto que figurativamente sacrificó a Isaac porque así Dios se lo ordenó (Hebreos 11:17  Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac…).  Abraham no buscaba a Dios porque lo pudiera hacer rico, sino porque él amaba a Dios.
   Y sucederá que si obedeces diligentemente al SEÑOR tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el SEÑOR tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.  Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces al SEÑOR tu Dios:  Bendito serás en la ciudad, y bendito serás en el campo.  Bendito el fruto de tu vientre, el producto de tu suelo, el fruto de tu ganado, el aumento de tus vacas y las crías de tus ovejas.  Benditas serán tu canasta y tu artesa.  Bendito serás cuando entres, y bendito serás cuando salgas. l SEÑOR hará que los enemigos que se levanten contra ti sean derrotados delante de ti; saldrán contra ti por un camino y huirán delante de ti por siete caminos.  El SEÑOR mandará que la bendición sea contigo en tus graneros y en todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.  Te establecerá el SEÑOR como pueblo santo para sí, como te juró, si guardas los mandamientos del SEÑOR tu Dios y andas en sus caminos.  Entonces verán todos los pueblos de la tierra que sobre ti es invocado el nombre del SEÑOR; y te temerán.  Y el SEÑOR te hará abundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu suelo, en la tierra que el SEÑOR juró a tus padres que te daría.  Abrirá el SEÑOR para ti su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra a su tiempo y para bendecir toda la obra de tu mano; y tú prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado.  Y te pondrá el SEÑOR a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente;  no te desvíes de ninguna de las palabras que te ordeno hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses y servirles.  Deuteronomio 28:1-14.
   Pero, el primer requisito para obedecer a Dios es decidirse a negarse a sí mismo, pues o nos dirigimos por la voluntad de Dios o por la nuestra, pero no se puede por las dos al mismo tiempo.  Para complacer a Dios por medio de obedecer sus mandamientos, primero tenemos que morir a la vida que consiste en la búsqueda de la satisfacción de los deleites propios.
   Sin embargo, el problema con la falsa doctrina de la prosperidad es que ésta enseña precisamente lo opuesto a la negación de uno mismo.  Ésta falsa enseñanza sostiene que tenemos derecho a satisfacer nuestros gustos y anhelos, porque somos hijos del rey y por lo tanto nosotros tenemos que vivir como príncipes.  Por eso, la doctrina de la prosperidad ha hecho y sigue haciendo daño a millones de personas alrededor del mundo.  Han estado alejando de  Dios a todas esas personas que siguen esa enseñanza demoníaca. Gran cantidad de esas personas que siguen esa falsa enseñanza lo hacen engañadas, pensando que realmente esa doctrina es bíblica y que Dios la respalda.  Por eso es que mucha mayor culpabilidad tienen los líderes que la han esparcido por el mundo.
   Pero, creo, con firme convicción, que Dios sacará de esa falsa enseñanza a todos los que inocentemente la han estado siguiendo.
Como conclusión respecto al tema es la siguiente:
   Las dos vertientes de la existencia son importantes: la material y la espiritual.
   Sin embargo, una es eterna y la otra temporal.  Por eso la Biblia nos aconseja a poner nuestra mirada, es decir nuestro enfoque principal, en las cosas espirituales.

   Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.  Mateo 6:33.
   Al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.   2Corintios 4:18   

   Además, las riquezas en sí no constituyen un problema.  Como hemos visto en Deuteronomio 28:1-14, es la voluntad de Dios bendecirnos con bendiciones materiales.  La tragedia se da cuando nosotros nos enfocamos, ponemos nuestro corazón en los bienes terrenales.  Y lamentablemente ésta es la realidad de la casi totalidad de los seres humanos, incluyendo al cuerpo de Cristo.  No hay duda de que si Dios no bendice más abundantemente a muchas personas, como es el deseo de Él hacer, es porque Dios sabe que esos individuos se desviarían del camino y se apartarían totalmente de Cristo.

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