¿Cómo Hago para no Desesperarme?

Por Carlos de los Santos. Julio de 2014. Puerto Plata. Rep. Dom.



La impaciencia o desesperación es uno de los grandes enemigos del hombre. En relación a la vida espiritual de una persona, esta cualidad se constituye en un obstáculo para el progreso del creyente. En este tema, veremos algunas claves que nos ayudarán a cultivar la paciencia.


Cultivando la Paciencia


Primero, debemos definir qué es tanto la desesperación como la paciencia.
Desesperación s. f.

1   Pérdida total de la esperanza.
2   Pérdida de la tranquilidad de ánimo y la paciencia.
3   Cosa que desespera: sus constantes retrasos suponen una desesperación para quien le espera.

Paciencia s. f.

1   Capacidad de sufrir y tolerar las adversidades con valor y sin quejarse.
2   Capacidad de esperar con tranquilidad una cosa que tarda. 
3   Capacidad para realizar una actividad o un trabajo difícil, pesado o minucioso con perseverancia: es un hombre muy mañoso y con mucha paciencia, por eso se le dan bien los trabajos manuales.

Sin embargo, a pesar de la gran variedad de sugerencias sobre como ser pacientes, la mejor forma de lograrlo es procurando que Dios guarde nuestros pensamientos. Es decir si Dios es protector de nuestro estado de ánimo en cada momento, nada podrá impacientarnos. Para ello, es necesario buscar su ayuda constante, decidirse a descansar en Él. De otra manera, somos vulnerables a los ataques tanto internos como externos de la desesperación.desconfianza o incredulidad.


La impaciencia conduce a la incredulidad


Sí, el siguiente paso que sigue después de la desesperación, específicamente,  es la desconfianza en la fidelidad de Dios.
También, el diablo tratará de aprovechar toda oportunidad que le sea favorable para sembrar dudas en nosotros.
Pero, aunque la Biblia no lo registra, debemos intuir que hombres como: Noé, Job, Abraham, José, David, Moisés, en sus respectivos momentos de pruebas, fueron atacados por la duda.  Pregúntese, ¿cuándo le ha llegado la desesperación, no ha sido, en la mayoría de los casos, en momentos de debilidad o de fuertes pruebas?  ¿Usted cree que ha sido casualidad? Absolutamente no. Es ahí cuando es más probable herirle con un dardo enemigo. Reflexione sobre lo siguiente: 
Lucas 4:1-3:  El Espíritu de Dios llenó a Jesús con su poder. Y cuando Jesús se alejó del río Jordán, el Espíritu lo guió al desierto. 
 Allí, durante cuarenta días, el diablo trató de hacerlo caer en sus trampas, y en todo ese tiempo Jesús no comió nada. Cuando pasaron los cuarenta días, Jesús sintió hambre. 
Entonces el diablo le dijo: —Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan. Tla.    Observe que el enemigo tentó a Jesús a convertir la piedra en pan, ¿cuándo?, precisamente cuando tenía hambre.  Y, aunque Jesús no estaba impaciente, en nuestros tiempos, en ocasiones de desesperación es cuando vienen las ofertas engañosas del diablo.

La paciencia nos perfecciona


Santiago 1:2-4: Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades. 
  Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades. 
  Por lo tanto, deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y puedan obedecer lo que se les ordene. Tla.  

Recordemos que la definición de paciencia implica la capacidad para soportar dificultades.  Dios usa las pruebas para enseñarnos a ser pacientes y así, mediante el resistir las adversidades, somos perfeccionados por Él.


Romanos 5:3,4: Pero también nos alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprenderemos a soportar el sufrimiento. 
  Y si aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso estamos seguros: Dios cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. Tla. 

La confianza en Dios nos permite esperar


Saber y reconocer que Dios es fiel a su Palabra y que nunca falla, nos ayuda a seguir firmes en la esperanza de que veremos sus promesas cumplidas. Esto también es un escudo en contra de la impaciencia.  Números 23:19  »¡Dios no es como nosotros! No dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que promete. Tla.

Por lo tanto, confiar en Dios es otra de las formas en podemos evitar el impacientarnos.


  Nota
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

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